Nuestra Historia

Las manos que producen puros y cosechan tabaco

Con el objetivo inicial de constituir un parque natural, pero sobre todo un palmar, adquirimos a mediados del año 2000 una chacra en Misiones.
El predio de 100 hectáreas, ubicado en el cruce de las rutas 12 y 6 junto al pueblo Gobernador Roca, está surcado por un arroyo de caudaloso curso, lecho de piedra y agua muy limpia. El Pipó, que en guaraní significa “pie mano”, posee dos vertientes permanentes que forman un hilo de agua sobre el que crecen cientos de heléchos arbóreos, algunos de grueso tronco y altura superior a la del hombre.
Con la intención de conservar en su totalidad las 70 hectáreas de selva natural, alambramos su perímetro quedando en su interior un alto exponente de la fauna y la flora misionera.
Para entonces importamos semillas de palmeras exóticas acompañadas de una extensa bibliografía específica.
Sabíamos que este cultivo es muy lento y pensamos que algún día sería una gran herencia para la zona.
Pero indudablemente la expectativa humana espera resultados más próximos y afanados en un cultivo rentable y propicio para esas zonas. Arribamos al tabaco.
Ya Don Esteban, ex propietario y oriundo de la zona, había intentado, en largos ciclos, esperar que crezca el tung, para desmontar y seguir con la yerba o abandonar y largarse a los cítricos. Pero la vida no da para tantos fracasos.
En los últimos diez años los chacareros han visto muy dificultada su subsistencia, y van de la mandioca a la yerba, para desembocar en una pobreza que se extiende por estas tierras feraces, pero sin destino.
La madera, el aserradero, el contrabando, el comercio, son para pocos. Aquí la indigencia y la pobreza son corrientes.

A nuestra llegada a Misiones, Ramón vivía en la banquina de la ruta sin luz ni agua… a cien años de aquí. Se incorporó a nosotros.
Lúcido, voluntarioso, conocedor de todas las huellas y toda la madera, incorporó a su patrimonio algo más: es tabacalero. De hombre de todos los oficios pasó a encargado.
En la zona se planta exclusivamente el Burlei, tabaco rubio utilizado básicamente para la producción de cigarrillos. Esto fue lo que nos decidió a tratar de ingresar semillas de tabaco específicas para puros, cosa que logramos luego de arduos y muy complejos trámites.
También éramos conscientes de la necesidad de contar con conocimientos técnicos para iniciamos en este cultivo, lo que motivó la incorporación de una extensa bibliografía traída de Cuba.
El clima y mis tierras tienen un perfil similar al de Pinar del Río (Cuba), una zona de excelencia para el cultivo del tabaco, pero nunca habíamos tenido experiencia alguna en actividades agropecuarias. Este proyecto representa una novedad en el país… queríamos producir los mejores puros.
Así fue que incorporamos un profesional de la zona, se analizó la tierra y el agua, y finalmente nos largamos. Fuimos adentrándonos en la temática y percibimos que ciertos matices exigidos por la calidad imponían traer personal preparado desde el exterior.

Entremos en tema…

Todo se inicia con la siembra de la semilla. Para asegurar un mejor manejo se efectúa en bandejas. La semilla, pequeña como sémola, se riega, es decir, se siembra con regadera sobre sustrato importado. Las bandejas reciben fertilización a través del agua en la que están semi-inmersas. Se planta temprano y se preserva del frío con cobertura plástica, que todos los días se cubre de noche y se destapa de día para que puedan recibir sol.
Una semana después las bandejas se ralean y repican para que quede una planta en cada uno de los alvéolos de las bandejas.
Allí permanecen treinta días, al cabo de las cuales pasan a la tierra. Las raíces de las plantas de tabaco son muy delicadas y exigen suelos muy sueltos, para lo cual se ara profundo.
Se neutraliza la acidez, se fertiliza, se hacen surcos para recibir los plantines, a los que hay que cuidarcon sumo esmero. Se las asiste más de cien veces a lo largo de su desarrollo. A los cincuenta días con posterioridad a la siembra comienza la recolección.
Félix, el mulato tabacalero, nos va enseñando los tiempos, los nombres propios de cada hoja, el cuidado con el que hay que recogerlas una a una y a mano, con intervalos de cinco a seis días. Así el ciclo de recolección de una planta necesita alrededor de ochenta y cinco días para culminar. Hay sembrado a pleno sol y también bajo media sombra. De aquí se obtienen las capas (son las hojas que le dan la vista al cigarro), que requieren un tratamiento muy especial.
Tienen que protegerse de la radiación directa del sol para que las hojas sean parejas y su textura sea suave y sedosa. Se deben minimizar todos los factores que puedan lastimar hojas o plantas. Las hojas se secan en cañas identificando su nombre y no debe cosecharse si llueve porque pierde la característica fuerte de este tabaco al lavarse la grasa que cubre su superficie. Cada hoja tiene un destino distinto en la ejecución de un puro. Un cigarro totalmente hecho a mano está constituido por cinco clases de hojas distintas y cada una de ellas no sólo tiene distinto origen, sino también distinto tratamiento.
Las hojas cosechadas se cosen de a pares sobre una caña de aproximadamente 4 metros de largo, poniendo 120 hojas en cada una. Se almacenan en los secaderos, que tienen estructuras de madera en su interior que permiten apoyar las cañas por los extremos, las cuales van ascendiendo a medida que se van incorporando nuevas.
Así, las primeras hojas a los cincuenta días están en la parte más alta del secadero. Este es un proceso largo y natural que demanda una supervisión constante para asegurar que la temperatura y humedad permanezcan bajo control. Primeramente las hojas se ponen amarillas, y después de un color dorado. Así curadas, se atan
en manojos y se llevan al salón de fermentación. Aquí se colocan en pilones cubiertos con tela y cartón, controlando la temperatura del proceso mediante pirómetros que penetran en el pilón. A los treinta días se desarma el pilón y se sacuden las hojas, se las somete a un proceso de humectación y se vuelve a armar un segundo pilón. Las hojas de capa se rocían con agua pura; las de tripa y capote se mojan con un té hecho con palillos de tabaco. En este segundo pilón el tabaco refina su sabor y aroma.
Mientras tanto, otra parte del personal sigue en labores de campo con una segunda plantación. En la sala de pilones se continúa con el fermentado, mojado, desarmado depilones, vuelto a armar y fermentar, seleccionar y planchar.
Las hojas terminadas pasan al sector tabaquero, porque lo anterior era tema de tabacalero.
Ernesto, un mulato diligente, pacientemente enseñó a quince chicas a armar tripa y puros. Poco a poco fuimos seleccionando las más hábiles y destinando las menos para el trabajo de coser hojas y las tareas de fermentación.
Mientras tanto, fue menester construir aceleradamente nuevos salones: de selección, de mojado y oreo, de armado, de conservación y depósito. En total, cerca de 2.000 metros cuadrados cubiertos; algunos con sectores con humedad controlada y otros, con temperatura y humedad también controladas.
Según los cubanos, todo el proceso requiere de 13 especialistas distintos. Aclaremos que en Cuba existe el Ministerio del Tabaco, y la comercialización al exterior de este producto representa el segundo ingreso de divisas del país.
Contamos con mucho tabaco cosechado, de excelente terminación, personal entrenado, una tecnología aprendida, un gran potencial para la zona y para nosotros. La expectativa en la población y en las autoridades de la zona es muy grande.
Cada cigarro totalmente hecho a mano está constituido por cinco tipos de hojas distintas. Tres, ligero, seco y volado, se toman con una mano y se envuelven con el capote para formar el bunche, pasa al molde y se somete a prensado durante 15 a 20 minutos. Se saca del molde, se gira y se vuelve a moldear con prensa otra media hora. Recién aquí se cubre con la capa. No es sencillo describir este proceso artesanal que tiene muchas pequeñas etapas.

La creatividad en acción…

En un proceso artesanal efectuado por distintas torcedoras, algunas recién iniciadas, para arribar a un producto elaborado en serie nos vimos en la necesidad de sortear algunas deficiencias con paciencia e ingenio. A tal fin hemos desarrollado dispositivos que nos permiten mejorar la producción y que no se aplican en otros países.

Algunos datos para analizar…

Debemos aclarar que hasta el momento no hemos realizado un estudio económico y de mercado profundos. Nos abocamos casi en su totalidad a la puesta en marcha y perfeccionamiento de nuestra empresa y nuestros productos. Pero sabemos que el país importa unos 10 millones de puros por año y que los precios internacionales para productos de calidad semejante a la nuestra están muy por encima de nuestra cotización. Estamos ofreciendo la vitola Robusto a 1,5 dólares precio FOB por unidad, sin caja de madera.

Hoy disponemos de materia prima para confeccionar 40 mil cigarros por mes. Nuestra capacidad de producción es de aquí a dos meses de 20 mil cigarros mensuales.
Nuestra limitación es el personal entrenado para armar, el que vamos incorporando de acuerdo con las necesidades.
Para julio-agosto comienza la tercera plantación, pero antes las tierras laboreadas son sembradas con avena para enriquecerlas. Pensamos duplicar la actual producción de tabaco; de puros, ya veremos.

Hagamos una pausa…

En nuestro predio no todo es tabaco. Por una picada llegamos al arroyo donde, no hace mucho, un robusto árbol, un “rabo” que asomaba sobre su borde, vio socavada parcialmente su raíz, cayendo transversalmente al curso. Pero insistió en seguir siendo árbol. Hoy como premio a su perseverancia lo hemos constituido en puente peatonal.

Otro puente, para vehículos, será construido próximamente con la madera que ya hemos adquirido.
Llegamos a las palmeras; actualmente contamos con 200 mil plántulas de las cuales 100 mil están implantadas en macetas. Tenemos 100 especies distintas.
Empezamos a plantar a tierra con afán de constituir un gran parque sobre el frente del predio y los bordes del arroyo.
Hemos establecido debajo del monte y sobre el curso de una vertiente una extensión de media sombra para darle cobertura a las palmeras.
Se están desarrollando con plenitud; debemos trasvasar a macetas más grandes (tercera medida) para dejar libres las chicas y así enmacetar las que están en almácigos.
El sector es hermoso. La música del agua, el canto de los pájaros y lo majestuoso de los heléchos arbóreos hacen el entorno de este germen que un día será un emprendimiento trascendente. Rolando se encarga del sector. Tiene 19 años. En una oportunidad, al abonarle me preguntó si podía firmar el recibo con una cruz.
Entonces, observé las otras firmas. Realmente conmueve, duele. Félix, el cubano, decía: “Te das cuenta Héctor, esta gente es analfabeta’’, como si descubriera algo insoportable. Y lo es. Así la nación se hunde.
Esta realidad, que ya habíamos visto en toda Misiones, es también una responsabilidad que nos impuso la necesidad de darle a la tierra alguna productividad, que hoy es más importante que un paisaje bonito.
Hoy hay veinticinco personas trabajando en forma permanente, y durante la plantación y cosecha se incorporan otras treinta y cinco en forma transitoria, lo que para esa zona es una cantidad muy importante. Rolando y otros están cursando la escuela.
Para completar, déjenme decirles que hemos puesto sobre el frente, una pradera ondulada sin árboles, una división interior que cerca unas quince hectáreas.
Para mantener el pasto corto, pondremos unas doscientas ovejas, que es la receptividad que corresponde. Algunas venderemos, y otras, seguramente, irán a los comedores del municipio.
Todo el proyecto, sin final, es un hermoso camino. Fecundo, con sana motivación de trabajo y desarrollo, no exento de consideraciones sociales.
Resta decir que están disponibles cajas de puros, para que los miembros del jurado puedan considerar en su propia valoración si nuestros cigarros están por su presencia y sabor, como se nos ha dicho e intentamos, entre los mejores del mundo.
Y cuando nos avisen, los esperamos para trasponer nuevamente el arroyo por nuestro puente vivo, y allí verán por la izquierda las palmeras y por la derecha la naturaleza trabajando.